THEATRE OF PAIN
THEATRE OF PAIN
THEATRE OF PAIN
Otro feliz 35 aniversario, el del tercer trabajo de los Mötley Crüe «Theatre of Pain». La banda ya aupada con honores a la cabeza del redil del metal americano con dos estupendos discos, el macarra «Too Fast for Love» y el «Heavy Rockero» «Shout at the Devil», volvían con un disco que vendría marcado por las típicas prisas y presiones de un sello discográfico que es un tiburón blanco devorador de billetes verdes y de un cancionero sin pulir en exceso y que sale adelante a duras penas, ya que la banda estaba ausente a excepción de Nikki Sixx, y que sobrevive por el «Status» de moda que una banda como los Crüe había alcanzado en poquísimo tiempo en los USA.

La historia de la grabación de este trabajo es bastante misteriosa, Vince Neil ha dicho que no recuerda ni un solo día de la grabación de un disco para el que los componentes de la banda estaban enzarzados en una espiral de drogas que parecía tener el único objetivo de convertirlos en los Aerosmith de la década de los ochenta, pero no por motivos musicales.
Tirando de hemeroteca, nos encontramos con que las críticas que recibió «Theatre of Pain» fueron bastante tibias, aunque también las hubo buenas y muy buenas, sobre todo en nuestro país. La banda que sacaba su vestuario mas «Glammy» para la ocasión, impregnaba el Heavy Rock de sus dos anteriores trabajos de Rock and Roll festivo y comercial que dejará unos pocos himnos que todos nos conocemos y un buen puñado de dignos «Series B» algunos mas consistentes que otros.
Empezando por «City Boy Blues», un vacilón Hard Rock duro más efectivo que un «Prozac» para la «Depre», con un descarado Vince Neil en el fraseo y un contundente estribillo. «City Boy Blues» nunca fue el niño guapo de su clase, pero echando la vista atrás 35 años se puede decir que es un tema perfecto para preparar la juerga en la que nos meterá de lleno «Smokin´in the Boys Room».
LA CRÍTICA
Theatre of Pain, el tercer disco de Mötley Crüe ediatdo en 1985, representó un cambio de estilo respecto a Shout at the devil. Del Heavy metal en toda regla de sus primeros discos se aprecia un cambio a un sonido mucho más rockero-glam, lo que se conoce como Glam Metal, y por tanto un giro hacia lo comercial evidente apuntandose a la moda videoclipera de la MTV. No solo su música evolucionaria, también su imagen: tanto la portada (mucho mas edulcorada por color y simbología) como las fotos del libreto se pueden observar los cambios notables de imagen del grupo en general. El disco está dedicado a Nicholas “Razzle” Dingley (bateria de Hanoi Rocks) quien murió en el accidente de automóvil debido a los excesos con el alcohol de Vince Neil.
Aunque no es su mejor disco, con la sabida pérdida de garra y energía respecto a sus discos previos y que recuperarían posteriormente con Dr. Feelgood y siendo criticada la producción del disco por el mismo Mick Mars, al que nunca le convenció el sonido de Theatre of Pain; si que este disco los encumbra a la fama más absoluta en especial por el Mega hit “Home Sweet Home”. A pesar de lo expuesto, para mi es un disco muy especial, puesto que con él descubro a este fantástico y influyente cuarteto, por lo que mi valoración no puede ser 100% objetiva. Consideraciones personales a parte no podemos negar la energia, buen rollo que despierta todo el plástico de cabo a rabo y que se escucha de un tirón con una facilidad pasmosa. Sin más el analisis seria el siguiente:
-“City Boy Blues” es una manera fantástica de empezar un disco. Con el sonido típico Crüe desde el primer riff y la entrada de la voz de Neil. Los trallazos guitarreros de Mars són de libro, y la base rítmica de lleva la canción en volandas hacía un estribillo excelentemente cantado por Neil y que se repite (sin sentido peyorativo, todo lo contrario) durante todo el tema. Mención a parte merece el solo de Mr. Mars agudo y punzante con unos toques bluesy-slide guitar magníficos. El gancho de la canción es obvio.